Cuando me incluyo.
Los ladrillos representan paredes y muros. Es un elemento de construcción y tiene que ver con nuestra estructura, en definitiva, muestra la forma en que estamos constituidos, armados, dispuestos. Eso explica la “constante” presencia de los mismos durante el desarrollo del análisis. Es lo dado, lo cedido, lo transmitido, lo legado.
El color rojo tiene que ver con la atracción, el amor, la pasión, el deseo o la búsqueda de ellos cuando estos no están presentes en nuestras vidas de una forma palpable u ostensible.
El hombre blanco representa la pureza y la verdad que existe en cada uno de nosotros. Tiene que ver con la inocencia, como también con lo subliminal, lo inconsciente, lo involuntario, lo maquinal, lo atávico. Es todo lo virginal, lo que llega con nosotros. Es sobre toda las cosas, el saber no sabido, que como seres limitados de entendimiento, esta siempre latente para ser descubierto.
El hombre azul representa la profundidad, el dolor; esconde nuestra verdad. Provee al hombre con estabilidad, profundidad, lealtad, confianza, sabiduría, inteligencia, fe, verdad, eternidad. Es la inmensidad del océano y la vastedad del cielo.
El hombre negro está ligado a los enigmas y es utilizado para representar y expresar diversas ideas en el entorno cultural. El negro es un color fuerte, asociado a la muerte, la violencia, el misterio, la elegancia y hasta cierto punto; a la sensualidad.
El hombre de las alas es capaz de integrar a los tres primeros. El blanco, el azul y el negro, adjudicando y asignando las partes al todo. Es en definitiva, el que completa nuestra existencia. Es el presente mismo que totaliza nuestro ser. Es el que se ocupa de las cosas simples, que pueden ser a la vez terriblemente complejas, como el placer, el odio, el amor, el deseo.